Es difícil en estos días caminar por la ciudad sin tropezar con un chapotúnel. “Caminar alerta” dicen los carteles. O también: “Peligro de caída”.
El suelo está quebrado con miles de agujeros que parecen cráteres: son los chapotúneles: angostos (como su nombre lo indica), construidos desde abajo, costosos.
De los chapotúneles sale gente de la cárcel, se hacen fiestas, se utilizan también para reuniones políticas y acuerdos comerciales. Todo lo que no se puede hacer en la superficie está permitido en el chapotúnel. Las reglas ahí abajo son simples: el que paga, todo lo tiene permitido.
En las últimas horas las autoridades han declarado emergencia de suelo después de que el último proyecto de ayuda humanitaria para cerrar los chapotúneles fuera rechazado por la CSR (Comisión de Suelos en Riesgo). El proyecto contemplaba un presupuesto de 8.000 millones de dólares para cerrarlos, pero en su informe la comisión determina que los chapotúneles, precisamente, no se cierran con dinero.
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Fotografía: El túnel por el que escapó el narcotraficante “El Chapo” Guzmán de la cárcel de alta seguridad El Altiplano, en México. Más información.