La ECH es un espacio público en el que se realizan acciones cuyo argumento es la creación: de pensamiento, escritura narrativa o ensayística, experimentación con los sentidos, comprensión de las artes, manipulación de nuevos lenguajes, viajes y visitas a centros de vanguardia, exposiciones monográficas, lecturas de Filosofía y de Historia, aprendizaje de retóricas, relaciones entre la vida cotidiana y la ciencia.
¿Qué hace la ECH?
La ECH hace acciones, es decir, asume el riesgo y la incertidumbre de cada iniciativa como parte del talento creador; no cierra, sino que abre; no llega a conclusiones, sino que estimula los interrogantes; no vuelca en el sentido, la interpretación o la explicación las claves del conocimiento, sino que procede en sus intervenciones como si todo estuviera por hacer. En resumen, eleva la acción a la categoría de programa, en todo su contrasentido.
Por la misma razón, su fin no es realizar producciones, sean libros, profesionales competentes o individuos más felices o adaptados a su entorno, ya que este fin prejuzga cualquier cosa que se haga y en consecuencia niega la posibilidad de actuar.
¿Para qué sirve la ECH?
Para nada. Un espacio que se sostiene en la acción carece de servidumbre, no sirve a nada y no debe nada a las condiciones externas, sociales, académicas, laborales, en que se desenvuelve: del mismo modo en que podría decirse que una obra de arte no sirve para nada.
En cierto sentido, podría hablarse de este espacio como de un lujo, en tanto que hecho para ser contemplado, experimentado, convertido en propio.
¿Vale para algo la ECH?
Al carecer de equivalencia con el entorno o con las competencias habituales, podría decirse que carece de valor, pues no tiene objeto con el que compararse, ni tiene lugar en un mercado de productos.
Sólo cambiando el término de valor por el de virtud en su acepción clásica puede llegar a entenderse algo de lo que sucede en este lugar, pues la virtud es un camino que se aprende, pero que nadie puede enseñar. Y que se recorre en solitario y con los otros.
¿A quiénes se dirige la ECH?
A quienes exigen realizar acciones y rechazan ser únicamente agentes de producciones. A quienes no les importa hacer cosas por nada. A quienes se dan a sí mismos los lujos que necesitan para experimentar la propia vida. A quienes no confunden valor y virtud.
Alejandro Gándara, Director Académico de la ECH.